sábado, 23 de enero de 2010

Lección 5: El fruto del Espíritu es paciencia Para el 30 de enero de 2010

Sábado 23 de enero.

Lee Para el Estudio de esta Semana: Génesis 6:3; Éxodo 34:6; Marcos 4:26-29; Romanos 15:5; Efesios 4:1, 2; Santiago 1:2-4.

Para Memorizar: “Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Heb. 10:36).

En griego, son dos las palabras expresan el significado de “paciencia”, otro fruto del Espíritu. La primera es hupomoné, traducida como “resistencia, constancia, y entereza” en circunstancias que no pueden ser cambiadas. La segunda palabra, makrothumía, significa “longanimidad”, “de gran disposición”. Es lo opuesto a “genio rápido”, “impaciente”, y “que se frustra fácilmente”. En general, significa mantenerse sin ser descarrilado por la adversidad. Generalmente se aplica a tener paciencia con la gente.

Una persona paciente es apacible, amable y constante en toda circunstancia. La verdadera prueba de la paciencia no está en la espera, sino en cómo se conduce uno mientras espera. “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” (Sant. 1:4).

Llegar a ese punto requiere práctica, demanda la gracia de Dios, y una disposición de poner el yo a un lado y entregarse a la dirección del Espíritu Santo. Las buenas noticias son que, si aprendemos paciencia, estaremos en condiciones de recibir también muchas otras bendiciones de Dios.


La paciencia es un atributo de Dios (Éxo. 34:6).
Domingo 24 de enero

“Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad” (Éxo. 34:6).

Una de las muchas historias bíblicas que ilustran la paciencia de Dios es lo de su trato con Nínive. El profeta Jonás reconoció la paciencia de Dios: “Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal” (Jon. 4:2).

Nota algunas de las otras cualidades con las que se combina la paciencia en Éxodo 34:6. La gracia de Dios, la misericordia, la compasión, la bondad y la verdad protegen y sostienen aun a los pecadores más empedernidos a fin de darles el mayor tiempo y oportunidad para cambiar su vida. Si Dios eliminara a las personas con la misma rapidez con que los seres humanos frecuentemente lo hacemos, todos estaríamos muertos.

¿Por qué Dios es paciente con los pecadores? (2 Ped. 3:8, 9). ¿Cómo has visto la realidad de esta verdad manifestada hacia ti mismo y hacia otros?

Si alguien te preguntara cómo te imaginas a Dios, ¿cómo lo describirías? Esto es revelador, porque la forma en que un cristiano piensa acerca de Dios tiene mucho que ver con su concepto del mundo y con cómo trata a otros. Si viéramos a Dios como airado y listo para castigar, ¿de qué manera trataríamos a otros en la iglesia y en nuestros hogares?

¿Cómo podemos aprender a hacer lo que Dios nos llama a hacer según Romanos 15:5?


Se requiere paciencia (Efe. 4:1, 2).
Lunes 25 de enero

Lee Efesios 4:1 y 2. Considera los elementos que Pablo presenta a los que han de “andar como es digno” del Señor. Entre ellos está la paciencia. ¿De qué manera se vincula la paciencia con los otros atributos presentados? Es decir, ¿de qué modo se nutren unos a otros?

La iglesia es una mezcla de personas de diversos trasfondos y culturas. También incluye a personas que están en distintos peldaños de la escalera hacia la madurez. Se necesita paciencia para ser capaz de llevarse bien donde hay tantas diferencias. Los que son más maduros pueden verse tentados a ser impacientes con los que son menos maduros. A pesar de que a ellos les llevó años llegar al nivel actual de conocimiento, a menudo los maduros no están dispuestos a dar a los inmaduros la misma cantidad de tiempo y estudio para alcanzar su nivel de conocimiento y comprensión.

¿Cuál es el consejo de Pablo acerca de cómo hemos de tratar con los que son débiles en la fe? Rom. 14:1; 15:1.

La paciencia en la iglesia es una cosa. Pero ¿qué diremos de la paciencia en el hogar? ¿Cuáles son algunas de las cosas que nos vuelven impacientes con otros miembros de nuestra familia? ¿Cuánto tiempo deberíamos orar por los miembros de la familia que están fuera de la fe? ¿Has conocido a alguien que oró por un ser amado durante muchos años hasta que la persona entregó su corazón al Señor? ¿Cuáles son algunas maneras prácticas en las que podemos aprender a cultivar la paciencia con los miembros de la familia? ¿Por qué la muerte al yo aquí es tan importante?

Además, si podemos ser pacientes en casa, con los que siempre están delante de nosotros, entonces probablemente seremos pacientes también con otros.

Piensa acerca de la paciencia que el Señor ha tenido contigo. ¿De qué modo mantener esta realidad constantemente ante ti te ayuda a aprender a mostrar paciencia hacia otros? Si el Señor te tratara como tú tratas a otros, ¿cuál piensas que sería tu destino?


La paciencia en el evangelio (2 Tim. 4:2).
Martes 26 de enero

Predicar y enseñar el evangelio es una de las áreas más difíciles en las cuales ejercitar paciencia. La mayoría de nosotros somos demasiado impacientes con la gente que no conoce la verdad o no parece interesarse en ella. Pero en un mundo lleno de falsas doctrinas y prejuicio contra la verdad, debemos ser pacientes al procurar conducir la gente a Cristo. Es demasiado fácil sacudir la cabeza y decir: “¿Por qué no lo entienden? La verdad es tan sencilla”.

La verdad siempre es clara para la persona que no está mirándola a través de los lentes de las falsas doctrinas, la tradición, la familia, etc. Debemos ser pacientes al procurar abrir las mentes, y desatar los tentáculos del prejuicio y las falsas enseñanzas que los atan al error y la tradición.

Lee Marcos 4:26 al 29. ¿Cuáles son algunas lecciones prácticas acerca de la paciencia para ganar almas, que surgen de esta parábola?

Tenemos la tendencia a pensar que, cuando alguien estudia una doctrina bíblica específica y no la acepta de inmediato, debe significar que la persona ha rechazado la verdad. Sin embargo, ese no siempre es el caso. El hecho es que la conversión puede ser un proceso largo y complicado que, a veces, podría llevar años. Aunque muchos de nosotros podríamos estar ansiosos de ver el fruto inmediato de nuestras labores, no siempre ocurre así. Lo importante es que, en nuestro celo, no lleguemos a ser un obstáculo para alguien; es decir, no debemos empujar tan fuerte que la persona se desanime. Pero más importante todavía es que nunca debemos condenar o juzgar a alguien que no hace un compromiso con las verdades que amamos tanto, en el momento en que pensamos que debería hacerlo. Tus labores, tu trabajo por la persona, podrían bien ser un paso importante en el proceso que puede no dar frutos hasta años más tarde. Sencillamente no lo sabes. Lo vital es no arruinarlo todo condenando o criticando a la persona.

¿Qué punto vital se encuentra en 1 Samuel 16:7 que siempre deberíamos recordar en este contexto (y en otros también)?

La paciencia tiene sus límites (Gén. 6:3).
Miércoles 27 de enero

No hay manifestación más grande de paciencia que la que Dios muestra hacia a los seres humanos. Pero debemos comprender que aun la grande misericordia de Dios tiene un límite.

La paciencia de Dios duró 120 años en los días de Noé, mientras se preparaba el arca (1 Ped. 3:20). Pero llegó el momento cuando la obstinación de la gente agotó la paciencia de Dios, y él destruyó la tierra con un diluvio.

Lee Génesis 6:3. ¿Qué principio importante aparece allí?

En el caso de Sodoma y Gomorra, de Israel en el desierto, y de la cautividad babilónica, ¿qué actitud de parte de la gente motivó las consecuencias que sufrió el pueblo? Deut. 31:27; Sal. 95:8; Jer. 17:23.

Podría alegarse que, siendo que la paciencia de Dios se agotó, esto nos da permiso para hacer lo mismo. Pero cuando estudiamos la historia de la paciencia de Dios, se hace evidente que esta no duró un día, una semana, o aun un año. A menudo pasaban generaciones antes de que su paciencia se agotara, lo cual, por supuesto, no es una opción abierta para nosotros.

¿Habrá algún punto en el que nuestra paciencia pueda agotarse legítimamente cuando tratamos con personas en una situación difícil? Depende de lo que eso significa. Podríamos decidir que hemos soportado suficiente de cierta situación y concluimos que eso debe terminar. Pero esto no es lo mismo que ser criticón, no amante o cruel en el proceso. Podría ser el momento de actuar, pero esa acción nunca debería ser contraria a los principios de la bondad, el amor y el interés por el bien de los demás.

Medita en situaciones en las que tu paciencia se agotó legítimamente, y en forma ilegítima. ¿Cuál fue la diferencia entre las dos? ¿Qué aprendiste de esas experiencias? Si tuvieras que hacerlo de nuevo, ¿qué harías en forma diferente?

Cómo desarrollar la paciencia (Sant. 1:2-4).
Jueves 28 de enero

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte nada” (Sant. 1:2-4). ¿Cuál ha sido tu experiencia con la realidad de estos versículos? ¿Qué aprendiste de las diversas pruebas que afrontaste que, al fin, te han hecho una persona mejor, que refleja mejor el carácter de Jesús?

La palabra griega para “pruebas”, que a veces se ha traducido como “tentaciones”, es la palabra peirázo, que tiene el significado más amplio de “probar” o “tomar un examen”. El diablo nos prueba o tienta a hacer lo malo. Las pruebas o tentaciones que Dios permite que nos sobrevengan tienen el propósito de desarrollar nuestro carácter.

“Las pruebas de la vida son los instrumentos de Dios para eliminar de nuestro carácter toda impureza y tosquedad. Mientras nos labran, escuadran, cincelan, pulen y bruñen, el proceso resulta penoso, y es duro ser oprimido contra la rueda de esmeril. Pero la piedra sale preparada para ocupar su lugar en el templo celestial. El Señor no ejecuta trabajo tan consumado y cuidadoso en material inútil. Únicamente sus piedras preciosas se labran a manera de las de un palacio” (DMJ 15).

Sin embargo, esto no significa que toda prueba proviene de la providencia divina. Frecuentemente, nos acarreamos sufrimientos sobre nosotros mismos por desobediencia; además, a menudo las pruebas y sufrimientos son simplemente el resultado de lo que significa vivir en un mundo caído y pecaminoso donde tenemos un enemigo que nos odia (1 Ped. 5:8). No obstante, lo que esto significa es que por medio de una entrega completa de nosotros mismos al Señor, aferrándonos a él con fe y obediencia, no importa lo que atravesemos, podremos salir mejores o más refinados, si permitimos que Dios obre en nosotros. Nadie dijo que sería divertido. La vida aquí a menudo no es divertida, pero se nos da la maravillosa promesa: “Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil. 1:6).

Para Estudiar y Meditar.
Viernes 29 de enero

“En su trato con la raza humana, Dios sobrelleva con paciencia al impenitente. Usa a sus instrumentos designados para inducir a los hombres a que sean leales, y les ofrece su perdón pleno si se arrepienten. Pero como Dios es paciente, los hombres abusan de su misericordia. ‘Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal’ [Ecl. 8:11]. La paciencia y la magnanimidad de Dios, que debiera enternecer y subyugar el alma, tienen una influencia completamente distinta sobre los descuidados y pecaminosos. Los induce a desechar las restricciones, y los hace más decididos en su resistencia. Piensan que Dios, que durante tanto tiempo los ha tolerado, no tendrá en cuenta su perversidad. Si viviéramos en una dispensación de retribución inmediata, las ofensas contra Dios no ocurrirían con tanta frecuencia. Pero, aunque se demore, el castigo no por eso es menos seguro. Hay límites aun para la tolerancia de Dios. Se puede llegar al límite de su paciencia, y entonces él castigará con toda seguridad. Y cuando trate el caso del pecador insolente, no se detendrá hasta haberle dado fin completo”. –“Comentarios de Elena G. de White” (CBA 3:1184).

Preguntas Para Dialogar:

1. Decir que Dios es paciente no es lo mismo que decir que él es tolerante. ¿Cuál es la diferencia entre paciencia y tolerancia, y por qué es fácil confundir ambas?

2. Al considerar la vida de Cristo, ¿de qué modo revela lo que significa la paciencia? ¿Cuáles son algunos ejemplos destacados que muestran su paciencia? ¿Qué ejemplos provee él, si hubo alguno, de situaciones en las que la paciencia ya no era más apropiada?

3. Medita sobre las pruebas y el carácter. Sin duda las pruebas pueden mejorar nuestro carácter en muchos casos. Al mismo tiempo, ¿qué sucede cuando las pruebas amargan a las personas, las apartan de Dios, y las hacen cínicas y llenas de dudas? ¿Has visto alguna vez que esto le suceda a alguien? Si es así, ¿qué puedes aprender de esa experiencia?

4. Además de pruebas, ¿de qué otras maneras puede Dios enseñarnos paciencia? ¿Cómo has aprendido (o estás aprendiendo todavía) la lección de la paciencia?

5. ¿Hay alguien a quien debas pedir disculpas por tu falta de paciencia? ¿Por qué no humillarte y presentar la disculpa y hacer cualquier cosa necesaria para arreglar la situación? ¿No es eso lo que debe hacer un cristiano?




Guía de Estudio de la Biblia: El Fruto del Espíritu / Edición para Adultos.
Periodo: Trimestre Enero-Marzo de 2010

Autor: Richard O'Fill, es escritor (El Cristiano Victorioso, Un Fruto Divino entre otros libros) y orador del ministerio Revival Sermons, ha trabajado para la iglesia en tres continentes, incluyendo siete años en las oficinas centrales de la Asociación General. Reside actualmente en Orlando, Florida, EE.UU.
Editor: Clifford Goldstein

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